
En un desenlace de alta tensión, Los Dodgers de los Angeles lograron su segundo título consecutivo de la Serie Mundial al vencer por 5-4 en 11 entradas a los Toronto Blue Jays en el Juego 7, disputado la madrugada del domingo.
El partido fue una montaña rusa de emociones. Los Blue Jays, que jugaban por su primer campeonato desde 1993, llegaron al noveno episodio con ventaja y la gloria al alcance de la mano. Sin embargo, un zurdazo de Miguel Rojas con dos outs niveló el marcador a 4-4, desatando el júbilo de Los Angeles y el silencio entre los aficionados de Toronto.
En la undécima entrada apareció el héroe inesperado: Will Smith conectó un jonrón decisivo que puso el 5-4 definitivo para los Dodgers. El relevista japonés Yoshinobu Yamamoto, nombrado Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, selló la victoria con una labor heroica en relevo, tras haber lanzado apenas un día antes.
Aunque Toronto dominó muchos momentos a lo largo de la serie —incluso sumó más carreras totales que su rival— la veteranía y la profundidad del bullpen de Los Angeles marcaron la diferencia. Para los Blue Jays, el camino fue memorable: desde remontar su división hasta alcanzar nuevamente la Serie Mundial tras más de tres décadas, pero la derrota duele aún más cuando estuvo tan cerca.
Para los Dodgers, esta victoria reafirma su condición de potencia en las Grandes Ligas. Es su noveno título, y el primero desde 1975 – 1976 que un equipo de la Liga Nacional repite como campeón. El mánager Dave Roberts alabó la resiliencia del grupo y subrayó que “ganar bajo presión es lo que define a los grandes equipos”.
El ambiente en Toronto, por su parte, mezcló tristeza con orgullo: los aficionados vieron a su equipo crecer, pero también sufrieron la agonía de quedarse a dos outs del campeonato.






