BEIRUT, Líbano. – El Ejército de Israel ha ejecutado una nueva oleada de ataques aéreos de gran intensidad sobre Múltiples localidades en el sur del Líbano, afirmando que su objetivo es la infraestructura militar del grupo chií Hezbolá . Estos bombardeos, que han sido descritos por medios libaneses como una escalada significativa, buscan impedir que la milicia, respaldada por Irán, reconstituya sus capacidades operativas en la región fronteriza, pese a un cese de hostilidades formalmente en vigor.
Los informes iniciales indican que los ataques se concentraron en áreas clave utilizadas por Hezbolá, incluyendo supuestos centros de comando, depósitos de armas y emplazamientos de lanzamiento. Localidades como Taybeh, Tair Debba y Aita al Jabal, en el sur del país, fueron blancas de la ofensiva. El ejército israelí, en un comunicado, subrayó que los ataques forman parte de una estrategia deliberada para «desmantelar la infraestructura terrorista de Hezbolá» y asegurar la frontera norte de Israel.
La escalada se produce en un contexto de creciente tensión. A pesar de un acuerdo de alto el fuego mediado internacionalmente, la frontera ha sido escenario de escaramuzas y ataques casi diarios por parte de Israel desde hace meses. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha advertido repetidamente que Tel Aviv actuará «según sea necesario» si Hezbolá continúa representando una amenaza para la seguridad de los asentamientos del norte.
El Dilema del Líbano y la Presión Internacional
La respuesta del gobierno libanés no se ha hecho esperar. Funcionarios del Líbano han calificado los bombardeos como una «agresión flagrante» y una violación del alto fuego. La preocupación en Beirut radica en el riesgo de ser arrastrados a una guerra total que el país, sumido en una profunda crisis económica, no puede permitirse.
La ofensiva de Israel llega, además, tras un reciente rechazo de Hezbolá a la propuesta del presidente libanés, Joseph Aoun, de iniciar negociaciones directas con Israel, una iniciativa supuestamente impulsada por mediadores de Estados Unidos y Egipto. La milicia chií mantiene que no depondrá las armas mientras Israel siga ocupando cinco puntos fronterizos clave en el sur del Líbano y continúe su hostigamiento.
La situación actual en la frontera entre Israel y Líbano es un polvorín. Los bombardeos de este jueves, que obligaron a la evacuación de ciertas zonas, son un recordatorio de que la inestabilidad de la región se mantiene latente, con cada ataque aéreo incrementando el riesgo de una escalada que podría desatar un conflicto regional de consecuencias impredecibles. Israel parece decidido a imponer una nueva realidad de seguridad en su frontera, y el coste humanitario y político para el Líbano sigue aumentando.
