OTTAWA, Canadá. – En lo que se interpreta como un significativo cambio de orientación en su política de defensa, el gobierno de Canadá ha anunciado su intención de unirse formalmente al Fondo Europeo de Defensa (FED), la iniciativa de la Unión Europea destinada a impulsar la inversión conjunta en investigación y desarrollo militar. La medida se lee como una clara señal de que Ottawa busca diversificar sus alianzas de seguridad y reducir su dependencia del liderazgo de Estados Unidos.
La Integración al Ecosistema de Defensa Europeo
El Fondo Europeo de Defensa (FED) es un vehículo financiero que subvenciona proyectos colaborativos de defensa, incluyendo el desarrollo de tecnología de punta como drones avanzados, sistemas de ciberdefensa e inteligencia artificial. La adhesión de Canadá no solo le da acceso a la tecnología y los mercados europeos, sino que también le permite participar en la cadena de suministro de defensa de la UE.
Este movimiento se produce en un momento de crecientes tensiones con la administración Trump en Estados Unidos, cuyo enfoque proteccionista y sus constantes llamados a que los aliados aumenten sus gastos de defensa han generado incomodidad en Ottawa.
La Necesidad de un Plan B en la Seguridad
Analistas geopolíticos señalan que la decisión canadiense es una estrategia de mitigación de riesgos. El Primer Ministro Mark Carney busca asegurar la estabilidad en la política exterior canadiense ante la incertidumbre que generan las políticas volátiles de Washington. Al unirse al FED, Canadá:
Garantiza la interoperabilidad con sus aliados europeos, miembros clave de la OTAN.
Impulsa su propia industria de defensa con inversión extranjera y acceso a la innovación de la UE.
Refuerza su peso diplomático en Bruselas, lo que le otorga mayor influencia en el diseño de las políticas de seguridad transatlántica.
Aunque Canadá sigue siendo un miembro fundamental de la OTAN y mantiene una relación de defensa crucial con Estados Unidos a través del NORAD, esta inversión en la Unión Europea marca la primera vez que Ottawa prioriza formalmente una alianza de defensa europea sobre su dependencia tradicional de Washington.
El acuerdo, si bien es bienvenido en Bruselas como una señal de compromiso transatlántico, ha sido visto por Washington con cierta cautela, anticipando una futura negociación más dura sobre los costos de la seguridad continental.
