
El Gobierno del primer ministro Mark Carney presenta su primer presupuesto federal, un documento que rompe con el enfoque predominante de sus predecesores y plantea una estrategia fiscal claramente renovada. El documento, que se espera formalmente esta semana, combina una ambiciosa agenda de inversión con recortes operativos, redefiniendo el modo de presentar y ejecutar las cuentas públicas.
Un cambio de paradigma
Entre los elementos más destacados del plan figura la segregación del presupuesto en gastos operativos y inversiones de capital, una división inédita a nivel federal en Canadá. Carney asume el compromiso de equilibrar los gastos operativos en tres años, mientras que los déficits se concentrarán en inversiones productivas. A escala más amplia, el presupuesto busca reorientar la economía canadiense hacia nuevas prioridades: infraestructura, vivienda, defensa y diversificación de exportaciones, con un énfasis en reducir la dependencia de Estados Unidos.
Principales medidas
Inversión récord en defensa: Canadá se fija alcanzar el objetivo del 2 % del PIB para gasto militar antes de 2030, varios años antes de lo previsto.
Previsión de gastos corrientes: Todas las carteras ministeriales han recibido directivas de reducir sus gastos operativos un 7,5 % en 2026-27, 10 % en 2027-28 y 15 % en 2028-29. Demora y cambio en el ciclo presupuestario: El presupuesto se presentará en otoño (noviembre) en lugar de primavera, con el fin de alinearse mejor con los ciclos de planificación y construcción.
Retos e interrogantes
El giro es claro, pero también genera interrogantes. Mientras Carney afirma que la inversión será “la más grande en una generación”, los organismos fiscalizadores advierten sobre un camino de déficit elevado y deuda creciente. Además, la división entre gastos operativos e inversiones de capital genera escepticismo: ¿hasta qué punto los déficits “permitidos” en inversiones podrán afectar la sostenibilidad fiscal?
Implicaciones para Canadá
El presupuesto de Carney representa más que una mera redistribución de recursos: implica un replanteamiento del papel del Estado, de su gasto y de su modelo de crecimiento. Si bien se mantiene el compromiso de equilibrio operativo, se acepta un endeudamiento temporal para financiar ambiciosos proyectos estratégicos. Para los canadienses, esto significa mayor inversión en infraestructura y defensa, pero también ajustes y recortes en el gasto “corriente”.






