
En una jugada audaz, el gobierno del Mark Carney presentó hoy ante el Parlamento canadiense su primer presupuesto federal, un plan diseñado para sortear la tormenta arancelaria desatada por Donald Trump y reconfigurar la economía del país. Los rasgos más destacados confirman que este ejercicio fiscal funciona como un plan de supervivencia ante Trump.
Defensa reforzada y menos gasto operativo
La estrategia es clara: más inversión militar, menos burocracia pública. Canadá aumentará su gasto en defensa en miles de millones de dólares canadienses, acercándose al objetivo de gasto del 2% del PIB exigido por la NATO. Al mismo tiempo, el presupuesto incluye un recorte masivo del gasto operativo: se plantea ahorrar aproximadamente C$ 60 mil millones en cinco años y reducir la plantilla de funcionarios en decenas de miles.
Diversificación comercial frente a EE.UU.
Frente a la política arancelaria de Trump hacia Canadá, el presupuesto incluye una estrategia de diversificación comercial para romper la dependencia del mercado estadounidense. Se lanza un fondo de “Corredores de Diversificación Comercial” y se destinarán miles de millones para infraestructura global, movilidad de talento y acceso a nuevos mercados.
Infraestructura y deuda creciente
El plan no es barato: se proyectan inversiones de más de C$ 280 mil millones en cinco años, con un déficit que se duplica respecto al año anterior, llegando a cerca de C$ 78,3 mil millones. Los críticos advierten que esa vía es riesgosa: la apuesta es grande, pero los detalles sobre cómo se recuperarán esos recursos son menos claros.
Perspectiva crítica
Este presupuesto funciona como un refugio estratégico frente a la política económica de Trump: conciencia de vulnerabilidad, reacción frente a aranceles, apuesta por la autonomía. Pero implica un cambio de rumbo radical: el gasto social queda en un segundo plano, y el Estado se repliega para mover recursos hacia la defensa y la competitividad global. La clave estará en ver si estos movimientos traducen en crecimiento real y no solo en gestos ante la adversidad estadounidense.






