CIUDAD DEL VATICANO, 27 mayo – El Papa León XIV recibió el martes en el Vaticano al recién coronado campeón de la Serie A italiana, el Napoli, bromeando sobre sus propias aficiones futbolísticas.
Napoli ganó su cuarto «Scudetto» el viernes con una victoria en casa por 2-0 sobre Cagliari, superando al Inter de Milán por un punto en un final de temporada emocionante.
El equipo, capitaneado por el internacional italiano Giovanni Di Lorenzo, llegó a la audiencia papal un día después de un triunfal desfile en autobuses descapotables por el centro de Nápoles.
«La prensa dice que soy hincha de la AS Roma, ¡pero de nada! Esto es lo que dice la prensa. No todo lo que se lee en la prensa es cierto», dijo el Papa, según una transcripción.
León, el primer papa nacido en Estados Unidos, sigue y practica deportes, incluido el tenis. Quienes lo conocen lo han descrito a los medios como aficionado de la AS Roma.
El presidente del Nápoles, Aurelio De Laurentiis, le regaló una camiseta azul del Napoli firmada por los jugadores, con el número 10 y su nombre en italiano, «Papa Leone XIV».
«Eres un número 10, así que eres un gran delantero», dijo De Laurentiis. Leo respondió con una risita y un simple «gracias».
El entrenador del Nápoles, Antonio Conte, a quien De Laurentiis presentó como «profundamente católico», se arrodilló y besó la mano del Papa, antes de que Leo le dijera que lo había visto muchas veces en la televisión.
En un breve discurso, el pontífice destacó la importancia del espíritu de equipo y de la colaboración, y el valor educativo del deporte, especialmente para los jóvenes.
La victoria llega «al final de un largo camino, donde lo que más importa no es una hazaña única ni el desempeño extraordinario de un campeón», afirmó.
«El campeonato lo gana el equipo, y cuando digo equipo me refiero a los jugadores, al entrenador con toda la plantilla y al club», añadió.
Leo finalizó su discurso dando su bendición a los jugadores y directivos del Nápoles y ofreciendo felicitaciones, también en nombre de su cocinero personal.
«Es de Nápoles y me dice: ¡Mucha suerte! A ella también le gustaría estar aquí, señora Rosa; es una gran admiradora», dijo el Papa.
