ROMA – El universo de la moda y la cultura global se viste de luto tras la partida de Giorgio Armani, fallecido a los 91 años. Considerado el máximo exponente de la elegancia italiana moderna, el diseñador dejó una huella imborrable en la industria y en la forma de entender el vestir. Fundador de la casa Armani en 1975, transformó la sastrería masculina con su estilo desestructurado y elevó la moda femenina con una sofisticación atemporal que trascendió generaciones.
Armani no solo fue un creador, sino un empresario visionario que expandió su sello más allá de la ropa hacia perfumes, accesorios, decoración y hospitalidad de lujo. Sus diseños se convirtieron en sinónimo de sobriedad, distinción y modernidad, conquistando tanto a Hollywood como al público internacional.
La noticia de su fallecimiento provocó una ola de reacciones que reflejan la magnitud de su legado. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, lo definió como “un ícono, un trabajador incansable y un símbolo de lo mejor de Italia”. Desde el mundo del cine, Martin Scorsese lo describió como “un artista de verdad” cuyo concepto de elegancia era “genuinamente atemporal”.
Entre los diseñadores, Valentino Garavani resaltó su amistad y lealtad inquebrantable a su propio estilo, mientras Donatella Versace afirmó que “el mundo ha perdido a un gigante”. Miuccia Prada y Patrizio Bertelli lo reconocieron como “un protagonista indiscutible de la moda italiana e internacional”.
Las grandes casas de lujo también se sumaron al homenaje. Bernard Arnault, presidente de LVMH, destacó su capacidad de expandir la elegancia italiana a escala global, mientras François-Henri Pinault, líder de Kering, lo calificó como “un empresario visionario y extraordinario que redefinió la elegancia de toda una era”.
Figuras del espectáculo como Cate Blanchett, Julia Roberts y Michelle Pfeiffer recordaron su generosidad, su amistad y el privilegio de haber compartido momentos artísticos junto a él. Supermodelos como Cindy Crawford lamentaron la pérdida de “un verdadero maestro en su oficio”.
El presidente italiano Sergio Mattarella lo describió como un creador que “redefinió los estándares de elegancia y lujo a nivel internacional”, y el alcalde de Milán, Giuseppe Sala, anunció un día de luto oficial en honor a quien fue uno de los símbolos más poderosos de la ciudad.
Desde la música, la ópera La Scala lo recordó como un amigo y apasionado defensor de la excelencia cultural, mientras la Juventus y el AC Milan, clubes con los que siempre mantuvo cercanía, lo despidieron como un ícono atemporal de estilo y elegancia.
El propio equipo de Armani y su familia, con profunda emoción, aseguraron que honrarán su legado “protegiendo lo que él construyó y llevando adelante su empresa en su memoria, con respeto, responsabilidad y amor”.
Giorgio Armani fue más que un diseñador: fue un arquitecto del gusto contemporáneo, un embajador del “Made in Italy” y un hombre que convirtió la sencillez en un arte universal. Su partida deja un vacío inmenso, pero su visión seguirá viva en cada diseño, en cada alfombra roja y en cada prenda que lleve su inconfundible sello de elegancia.
