
En un nuevo operativo militar que intensifica la lucha contra el narcotráfico en el Caribe, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, confirmó que tres personas murieron tras un ataque lanzado por fuerzas estadounidenses contra un barco presuntamente vinculado al tráfico de drogas. El hecho ocurrió en aguas internacionales, en una ruta marítima frecuentemente utilizada por organizaciones criminales para el transporte de cocaína hacia América del Norte.
De acuerdo con el comunicado oficial, la operación fue autorizada directamente por el presidente Donald Trump como parte de una ofensiva más amplia contra lo que la administración denomina “narco-terrorismo”. Según Hegseth, la embarcación atacada pertenecía a una red criminal con nexos con grupos armados latinoamericanos y fue considerada un “objetivo legítimo” dentro del marco de seguridad nacional.
“Los narco-terroristas están trayendo drogas a nuestras costas para envenenar a los estadounidenses en casa. Los trataremos exactamente como tratamos a Al-Qaeda”, declaró Hegseth, subrayando que el ejército estadounidense mantendrá una política de cero tolerancia frente a las organizaciones que combinen narcotráfico y violencia.
Desde septiembre, se han registrado al menos quince ataques similares en el Caribe y el Pacífico oriental, dejando más de sesenta muertos, según fuentes del Pentágono. No obstante, varios legisladores demócratas y organizaciones de derechos humanos han pedido transparencia sobre los fundamentos legales de estas operaciones y la verificación de los objetivos atacados.
Expertos en política exterior advierten que este tipo de acciones podría aumentar las tensiones diplomáticas con países caribeños y latinoamericanos, además de cuestionar la jurisdicción de Estados Unidos sobre operaciones militares fuera de su territorio.
Mientras tanto, Washington sostiene que su objetivo es frenar la expansión de las rutas del narcotráfico y reducir la violencia transnacional que afecta la región.






