
Los padres de Daniel Amalathas, un joven de 19 años asesinado la semana pasada en el centro comercial de Scarborough, hablaron públicamente este viernes tras conocerse que dos adolescentes de 17 años fueron acusados de asesinato en segundo grado por su muerte.
Pese al dolor de la pérdida, la madre de Daniel expresó compasión hacia los acusados.
“Mi hijo está con Dios, pero lo siento de corazón por estos dos chicos, porque también son jóvenes”, dijo Judin Basil. “Tienen toda una vida por delante. Dios es el juez y dictará sentencia. Yo no quiero juzgarlos”.
El crimen
El pasado 21 de agosto, Daniel fue encontrado con heridas de bala en el baño del centro comercial Scarborough. Murió en el lugar y se convirtió en la 27.ª víctima de homicidio en Toronto en lo que va del año.
La policía informó que, en un inicio, la muerte fue considerada “sospechosa”, pero la investigación pasó rápidamente a la brigada de homicidios. Hasta ahora no se ha revelado un posible motivo del tiroteo.
La vida de Daniel
A solo un mes de cumplir 20 años, Daniel era descrito por su familia como un joven amable, responsable y trabajador. Le apasionaban el gimnasio, el taekwondo y el baloncesto. Estudiaba Ingeniería Mecánica Automotriz en segundo año en la Universidad Tecnológica de Ontario y, además, trabajaba a tiempo parcial en Costco.
“Era muy trabajador, muy bueno con nuestra vida”, recordó su madre. También era devoto de su fe cristiana y asistía con regularidad a la iglesia.
El día del tiroteo, sus padres se encontraban de compras cerca del centro comercial y vieron la llegada de los paramédicos sin sospechar que atendían a su hijo. Más tarde, al llegar a casa, una de sus hijas les pidió llamar a Daniel tras ver la noticia en los medios.
“Lo llamé, pero no contestó. Le escribí: ‘¿Dónde estás, Daniel? ¿Estás bien?’”, relató Judin. “Pensé que quizá estaba en el cine o en el gimnasio. Incluso le preparé la cena, pero nunca regresó”.
Horas después, fueron agentes de policía quienes tocaron la puerta de la familia para darles la trágica noticia.
Un dolor profundo
La madre asegura que su hijo nunca estuvo envuelto en problemas ni en malas compañías. “Conozco a sus amigos cercanos, y él nunca mencionó nada extraño”, dijo.
La última semana, confesó, ha sido insoportable: “Llevo casi siete días sin dormir. No puedo dormir”.
Judin y su esposo, Mariyathasan Amalathas, emigraron de Sri Lanka a Canadá en 1993 para huir de la guerra. Creían haber encontrado un país seguro para sus hijos, pero ahora sienten que esa confianza se ha quebrado.
“Pensábamos que Canadá era un lugar seguro, que nuestros hijos estaban protegidos aquí”, expresó Judin con la voz entrecortada.
Vigilia y despedida
La familia prepara una vigilia y el funeral en memoria de Daniel. Paralelamente, se organizó una campaña en GoFundMe para apoyar con los gastos funerarios.