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Belén despide a la última víctima de la violencia en Cisjordania y Jerusalén

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Varios soldados palestinos llevan el cuerpo de Abed Al Rahman Shadi Obeidalah, de 13 años, durante su funeral en Belén, Cisjordania, hoy 6 de octubre de 2015. El adolescente palestino murió ayer por disparos del ejército de Israel en el campamento de refugiados de Aida, cerca de Belén, informaron a Efe fuentes médicas palestinas. EFE
Varios soldados palestinos llevan el cuerpo de Abed Al Rahman Shadi Obeidalah, de 13 años, durante su funeral en Belén, Cisjordania, hoy 6 de octubre de 2015. El adolescente palestino murió ayer por disparos del ejército de Israel en el campamento de refugiados de Aida, cerca de Belén, informaron a Efe fuentes médicas palestinas. EFE

Belén (Cisjordania), 6 oct (EFE).- La ciudad cisjordana de Belén concentró hoy la principal protesta de una jornada palestina denominada «de la ira» en la que algunas facciones llamaron a reaccionar a la escalada de violencia que vive la región y que ayer se cobró la vida de un adolescente.

Cerca de dos mil personas se congregaron en el campo de refugiados de Aida, a la entrada de la histórica ciudad, para asistir al funeral de Abed al Raham, el adolescente de 13 años muerto ayer de un disparo en el pecho por soldados israelíes en el campo donde residía.
«Asesinaron a mi hijo cuando regresaba de la escuela», lamentó a Efe Dalal Rahman, de 40 años y madre del fallecido, desde su vivienda en el corazón de Aida, donde residen unos 6.000 refugiados palestinos.
Momentos antes de recuperar el cuerpo del hospital y celebrar el sepelio, la mujer rechazó la versión israelí de que los soldados dispararon contra el que consideraron «uno de los principales instigadores» de los disturbios que se registraban cuando un grupo de palestinos «atacó con piedras, cócteles molotov y neumáticos ardiendo un puesto militar».
Según esta madre de seis hijos y el testimonio de los vecinos, el adolescente no participaba en las protestas, y aún llevaba su mochila escolar cuando cayó -por un impacto próximo al corazón- a los pies de una oficina de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).
El representante de la Comisión de Asuntos de los Prisioneros, Isa Qaraqe, condenó en el funeral las últimas actuaciones de las fuerzas de seguridad israelíes y responsabilizó a Israel de la muerte del muchacho.
«Nadie debería dejar morir a un niño, esto es culpa de Israel. Todo lo que estamos viviendo requiere una solución política, Israel no quiere solucionarlo y este círculo de violencia continuará porque su origen está en la existencia de la ocupación», declaró a Efe.
Qaraque calificó los últimos incidentes violentos de reflejo «de la rabia popular» en las calles palestinas.
Por su parte, Mohamed Al Azza, director de comunicación de la ONG palestina Lajee, que trabaja en el campo de Aida, dio lectura durante el entierro a una nota de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en la que se denuncia el uso de munición real por parte del ejército israelí.
A causa de esta práctica, «tragedias como esta no pueden ser vistas como excepciones sino más bien como el resultado natural y pretendido de las políticas discriminatorias israelíes», se indica en la nota.
La comitiva fúnebre terminó en el cementerio, situado a escasos metros del lugar donde resultó fatalmente herido el menor, sitio en el que fueron depositadas distintas ofrendas y una imagen del fallecido con la leyenda: «Nuestro deseo es simple y legítimo. Queremos regresar a casa seguros cada día».
Después, alrededor de un millar de jóvenes se desplazó hasta las inmediaciones de una de las torres de vigilancia israelí que custodia el muro de separación en la zona.
Los jóvenes se enfrentaron a las tropas israelíes apostadas en el área y los disturbios se prolongaron durante horas y dejaron al menos ocho heridos por balas recubiertas de caucho y decenas de afectados por inhalación de gas, confirmaron a Efe fuentes de la Media Luna Roja palestina.
En total, en las manifestaciones a lo largo de la jornada, ocho palestinos sufrieron hoy heridas por munición real, 23 por balas recauchutadas, y alrededor de 60 las consecuencias de gases lacrimógenos, informó la agencia palestina Maan.
Con escaso seguimiento, también se repitieron las protestas en varios accesos a Ramala, especialmente en el puesto de control de Qalandia, principal vía de conexión entre Jerusalén y la ciudad cisjordana, donde decenas de niños y adolescentes palestinos se enfrentaron al Ejército israelí con piedras y la quema de ruedas.
En los últimos cinco días las escenas de violencia se han extendido en Jerusalén y Cisjordania tras dos ataques palestinos, los pasados jueves y sábado, en los que fueron asesinados cuatro israelíes y otros dos resultaron heridos, lo que originó una ola de enfrentamientos entre palestinos y fuerzas de seguridad y colonos israelíes.
Tanto las autoridades israelíes como las palestinas han mostrado su interés en rebajar la tensión y han programado hoy una reunión para evitar una escalada mayor que derive en una tercera intifada (revuelta popular palestina), como algunos analistas llevan advirtiendo desde hace días.
«Hay mucha opresión, mucho abuso del poder, mucha violencia de los colonos y todos los problemas que rodean a la mezquita de Al Aqsa. No queremos otra intifada, no queremos más derramamiento de sangre», asegura Um Mohamed (madre de Mohamed), mientras contempla a muchos menores marchar con determinación desde el funeral hacia la manifestación.
«Esta es una intifada a la fuerza. Los soldados van contra nuestros lugares sagrados, contra nuestros hijos, contra nosotros. Eso es lo que originará el levantamiento», afirma resignada.

María Sevillano

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