El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó este martes a Gran Bretaña para su segunda visita de Estado, un encuentro cargado de simbolismo y negocios en el que ambas naciones buscan reforzar su “relación especial” con nuevos pactos de inversión.
Antes de su llegada, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y la ministra de Finanzas británica, Rachel Reeves, anunciaron la creación de un “grupo de trabajo transatlántico” destinado a estrechar la cooperación entre dos de los mayores centros financieros del mundo.
Este miércoles, Trump será recibido con toda la pompa real por el rey Carlos en el Castillo de Windsor, en una jornada que el primer ministro Keir Starmer espera le sirva como respaldo político tras varias semanas difíciles.
La visita también ofrece a Trump un respiro en medio de la conmoción política que atraviesa su país tras el asesinato de su aliado conservador Charlie Kirk.
Starmer, por su parte, busca aprovechar el viaje para posicionar al Reino Unido como destino prioritario para la inversión estadounidense, con énfasis en sectores clave como servicios financieros, tecnología y energía.
Grandes nombres del mundo corporativo estarán presentes: Jensen Huang (Nvidia) y Sam Altman (OpenAI) ya confirmaron su asistencia, mientras que Microsoft anunció inversiones por más de 30.000 millones de dólares en cuatro años y Google destinará 5.000 millones de libras (6.800 millones de dólares) a un nuevo centro de datos en las afueras de Londres.
Un portavoz de Downing Street calificó la visita como “una oportunidad histórica en un momento crucial para la estabilidad y la seguridad mundial”.
“Ambos líderes discutirán los desafíos compartidos y las oportunidades de una nueva era en nuestra profunda e inigualable relación”, señaló.
l portavoz a los periodistas.
