
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, aseguró que Washington dará una respuesta —sin detallar en qué consistirá— luego de que el expresidente brasileño Jair Bolsonaro fuera condenado por planear un golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022.
“Las persecuciones políticas contra Alexandre de Moraes, sancionado por violar los derechos humanos, continúan, ya que él y otros miembros de la Corte Suprema de Brasil han decidido injustamente encarcelar al expresidente Jair Bolsonaro”, escribió Rubio en su cuenta de X.
“Estados Unidos responderá en consecuencia a esta caza de brujas”, añadió el funcionario estadounidense.
Rechazo desde Brasil
El Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño calificó las declaraciones de Rubio como una “amenaza inaceptable” y señaló que atacan la autoridad del Estado e ignoran “los hechos y la evidencia contundente que consta en los registros judiciales”.
“El sistema democrático de Brasil no se dejará intimidar por Estados Unidos”, indicó la cancillería en un comunicado.
Bolsonaro, que mantuvo estrechos vínculos con el expresidente estadounidense Donald Trump, fue condenado por el Supremo Tribunal Federal de Brasil a 27 años y tres meses de prisión tras un fallo de cinco magistrados que lo declararon culpable de atentar contra la democracia. Se convirtió así en el primer expresidente brasileño en ser condenado por ese delito.
Reacciones en Washington
Donald Trump reaccionó casi de inmediato, comparando la condena de Bolsonaro con los procesos judiciales que enfrenta en su propio país.
“Vi ese juicio. Lo conozco bastante bien, es un líder extranjero. Pensé que fue un buen presidente de Brasil, y es muy sorprendente que pudiera pasar algo similar a lo que intentaron hacer conmigo”, dijo Trump a periodistas.
El exmandatario republicano, que enfrenta múltiples cargos criminales en Estados Unidos y fue el primer expresidente en ser condenado por un delito en su país, defendió a Bolsonaro y cuestionó la independencia del sistema judicial brasileño.
Tensiones económicas y diplomáticas
El caso amenaza con reavivar la tensión comercial entre ambos países. En julio pasado, Trump impuso aranceles del 50% a la mayoría de los productos brasileños, alegando que la “caza de brujas” contra Bolsonaro justificaba medidas de presión. Posteriormente, eximió algunos sectores clave, como el automotriz y la industria aeronáutica.
Ese mismo mes, el Departamento del Tesoro de EE.UU. sancionó al juez Alexandre de Moraes, presidente del proceso penal contra Bolsonaro, acusándolo de “detenciones arbitrarias” y de restringir la libertad de expresión.
La condena de Bolsonaro no solo profundiza la polarización interna en Brasil, sino que también tensiona las relaciones diplomáticas con Estados Unidos en un momento de creciente injerencia política y económica entre ambos países.