BUENOS AIRES, 17 jun – Un juez argentino puso el martes a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner bajo arresto domiciliario para cumplir una condena de seis años por corrupción en un caso que ha derribado efectivamente a la política más prominente del país en las últimas décadas.
Kirchner, de 72 años, una presidenta izquierdista polarizadora durante dos mandatos entre 2007 y 2015, además de ex primera dama, vicepresidenta y senadora, fue condenada por un tribunal en 2022 por un plan de fraude que involucraba proyectos públicos en la Patagonia que supuestamente beneficiaron a un aliado.
La semana pasada, la Corte Suprema de Argentina confirmó la condena y la sentencia tras una apelación. Esta también incluye la inhabilitación de por vida para ejercer cargos políticos públicos. Kirchner ha negado cualquier irregularidad, alegando persecución política.
El juez dictaminó el martes que Kirchner debía cumplir la condena, con efecto inmediato, en su residencia de Buenos Aires debido a su edad, y añadió que llevaría una tobillera electrónica. Kirchner había solicitado el arresto domiciliario para evitar ir a prisión.
Debe permanecer en su domicilio, salvo excepciones autorizadas por el tribunal o justificadas, y, en un plazo de 48 horas hábiles, proporcionar una lista de las personas autorizadas, incluyendo a los miembros del hogar y al personal médico. Los demás visitantes requerirán autorización judicial.
Kirchner es una de las figuras políticas más divisivas de Argentina. Su influencia aún pesa sobre el movimiento peronista de izquierda, incluso después de su derrota en 2023 ante el presidente libertario Javier Milei.
El martes, miles de simpatizantes se congregaron en Buenos Aires, tocando tambores, bloqueando calles y ondeando pancartas con la imagen de Eva Perón, la icónica ex primera dama. «Evita» era venerada por muchos argentinos por su defensa de los pobres y los derechos de los trabajadores durante la presidencia de su esposo, Juan Perón, a mediados del siglo XX.
«Seguiremos luchando por su liberación», dijo Manuel Ortiz, simpatizante de Kirchner, afuera de su apartamento en Buenos Aires. «Vamos a luchar con todo y dar la vida por ella, porque somos peronistas».
La popularidad de Kirchner y del movimiento peronista en general se han visto afectadas en los últimos años, especialmente durante su vicepresidencia (2019-2023) bajo el mandato de Alberto Fernández. Su administración enfrentó una inflación galopante y una crisis económica cada vez más profunda, impulsada en parte por la excesiva impresión de dinero.
A pesar de sus reveses legales, Kirchner conserva una base de apoyo ferozmente leal, particularmente entre los votantes de clase trabajadora que se beneficiaron de subsidios durante su presidencia y la de su difunto esposo Néstor Kirchner.
No es la primera líder argentina en enfrentar una condena penal. El expresidente Carlos Menem fue condenado a más de cuatro años de prisión por malversación de fondos en la década de 1990, aunque su condición de senador le impidió cumplir condena.
