El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inició el martes una gira por los ricos países del Golfo visitando la potencia petrolera Arabia Saudita, con el foco puesto en asegurar mega acuerdos de inversión en lugar de resolver los acuciantes problemas de seguridad en Oriente Medio.
Al salir del Air Force One en su primer discurso de estado formal, acompañado por un quién es quién de los líderes empresariales estadounidenses, incluido Elon Musk, Trump dio un puñetazo al aire en señal de solidaridad mientras el príncipe heredero Mohammed bin Salman lo saludaba a su llegada a Riad.
Trump viajará desde Riad, donde se celebra un Foro de Inversiones Saudí-Estados Unidos, a Qatar el miércoles y a los Emiratos Árabes Unidos el jueves.
No ha programado una escala en Israel, una decisión que ha suscitado preguntas sobre el lugar que ocupa este estrecho aliado en las prioridades de Washington.
“Si bien la energía sigue siendo una piedra angular de nuestra relación, las inversiones y las oportunidades comerciales en el reino se han expandido y multiplicado muchas, muchas veces”, dijo el ministro de Inversiones saudí, Khalid al-Falih, al inaugurar el foro.
“Como resultado… cuando los saudíes y los estadounidenses unen fuerzas suceden cosas muy buenas, y la mayoría de las veces suceden grandes cosas cuando se concretan esas iniciativas conjuntas”, dijo antes de la llegada de Trump.
Trump espera conseguir billones de dólares de inversiones de los productores de petróleo del Golfo.
En una reunión en la Corte Real, Trump llamó al príncipe heredero saudí un amigo y dijo que tienen una buena relación, según un informe del Wall Street Journal.
Trump recordó haber viajado al reino en 2017 y dijo que la inversión saudí ayudaría a crear empleos en Estados Unidos.
Dijo en tono de broma que una promesa de inversión de 600 mil millones de dólares por parte de Arabia Saudita podría ser de 1 billón, repitiendo una cifra que ya ha citado antes mientras busca inversión de un socio estratégico importante.
“Realmente creo que nos gustamos mucho”, dijo Trump.
En el Foro de Inversiones Saudí-Estados Unidos, al frente de un salón palaciego estaban sentados Larry Fink, el CEO de la firma de gestión de activos BlackRock, Stephen A. Schwartzman, el CEO del administrador de activos Blackstone, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el ministro de Finanzas saudí, Mohammed Al Jadaan y Falih.
Musk conversó brevemente con Trump y el príncipe heredero, también conocido como MbS, durante una recepción en palacio para el presidente estadounidense. Acompañaron a Trump en un almuerzo con MbS importantes empresarios estadounidenses, entre ellos Musk, el director de Tesla y SpaceX, y Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI.
MbS se ha centrado en diversificar la economía del reino mediante un importante programa de reformas denominado Visión 2030, que incluye «gigaproyectos» como NEOM, una ciudad futurista del tamaño de Bélgica. El petróleo generó el 62 % de los ingresos del gobierno saudí el año pasado.
“Se están realizando alrededor de mil millones de dólares de inversión en tecnologías de vanguardia y, obviamente, no es de sorprender que la mayor parte de estas inversiones haya ido a parar a empresas estadounidenses”, dijo el director ejecutivo adjunto de NEOM, Rayan Fayez, en el foro.
El reino ha reducido algunas de sus ambiciones a medida que el aumento de los costos y la caída de los precios del petróleo pesan sobre él.
Arabia Saudita y Estados Unidos han mantenido vínculos fuertes durante décadas basados en un acuerdo férreo en el que el reino entrega petróleo y la superpotencia proporciona seguridad a cambio.
Las relaciones de MbS con Trump han sido más fluidas que con su predecesor, Joe Biden. Sus relaciones se tensaron tras el asesinato en 2018 del comentarista saudí Jamal Khashoggi a manos de agentes saudíes en el consulado saudí en Estambul. La inteligencia estadounidense creía que el asesinato fue ordenado por MbS. Él negó cualquier implicación.
Trump ha anunciado que podría viajar a Turquía el jueves para mantener conversaciones sobre la guerra de Rusia en Ucrania. También ha impulsado un nuevo mecanismo de ayuda para Gaza e instado al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a acordar un nuevo alto el fuego allí.
Los funcionarios israelíes han puesto buena cara ante la decisión de Trump de eludir a Israel durante su viaje, pero hay crecientes dudas en Israel sobre su posición en sus prioridades a medida que aumenta la frustración en Washington por el fracaso en poner fin a la guerra de Gaza.
Las operaciones militares de Israel contra Hamás en Gaza y Hezbolá en el Líbano, y sus asesinatos de los líderes de los dos grupos aliados de Irán, han dado al mismo tiempo a Trump más influencia al debilitar a Teherán y sus aliados regionales.
Negociadores estadounidenses e iraníes se reunieron en Omán el fin de semana para discutir un posible acuerdo que frene el programa nuclear de Teherán. Trump ha amenazado con tomar medidas militares contra Irán si la diplomacia fracasa.
Se espera que Trump ofrezca a Arabia Saudita, rival regional de Irán, un paquete de armas por valor de más de 100.000 millones de dólares, según informaron fuentes a Reuters. Este podría incluir una gama de armas avanzadas.
El enviado de Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff, dijo la semana pasada que esperaba avances inminentes en la ampliación de los acuerdos negociados por Trump durante su primer mandato, en virtud de los cuales estados árabes como los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos reconocieron a Israel.
Pero la oposición de Netanyahu a un cese permanente de la guerra en Gaza o a la creación de un Estado palestino hace improbable que se avance en conversaciones similares con Riad, dijeron fuentes a Reuters.
